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Mostrando entradas de mayo, 2017

Con la otra piel

Sául J. Trejo El automóvil súper deportivo se desplaza por el montañoso camino. La joven de espléndida belleza apremia al conductor para que acelere, porque disponen de poco tiempo antes de que el sol despunte sobre la cima. El eco de los caballos mecánicos irrumpe el silencio del amanecer profanando aquel ambiente casi virgen. La niebla cubre todo. Las casas que salpican el paisaje escupen volutas de humo, hace frío. El odómetro marca 160 kilómetros por hora, demasiado para el escaso peralte de la curva que se aproxima. El conductor pisó el pedal del freno y el sistema ABS asistido por el control de tracción y estabilidad mantuvieron al automóvil sobre la cinta asfáltica, quizás un ligero subviraje al salir de la curva que el conductor corrige con un suave movimiento del volante. La mujer sin ver al conductor, con un movimiento rápido activa el botón de manejo “ Race ” situado junto a los instrumentos, exigiendo a la máquina mayor aceleración. Casi al mismo instante

Zeferino

América Gutiérrez Otra noche de marimba, al menos la de hoy está muy alegre, suena afinada y con compás guapachoso, casi tan bueno como el mío tocando Tortuga del arenal ...  Casi lo olvido... Buenas noches, querido lector, yo soy Zeferino Nandayapa o "el don que está en el parque de la marimba". Ese soy yo, por eso los turistas nunca se toman fotos conmigo y por mucho que me alegrara verlos al principio, ahora me parecen sosos, pues nunca saben quién soy, me corrijo: quién fui, y aparentemente tampoco estoy en el discurso de los guías que alcanzo a escuchar decir: “Ah sí, era un señor que tocaba muy bonito la marimba”, en esos momentos me hubiera gustado que a esta estatua mía le hubieran puesto piernas y darles un puntapié por burros: Que tocaba muy bonito… ¡si era de las mejores! Porque la marimba era mi vida entera, mi ilusión, mi familia, el inicio y el fin de todos mis viajes, mi declaración de amor y mi rayo de luz en cualquier momento de soledad. Era como si a

Crónica de un Encuentro esperado

Ney Antonio Salinas II Encuentro de Escritores de Tapachula – AET, A. C. Del 27 al 29 de Abril de 2017 El tiempo encima; yo, bajando de los cafetales, del monte; el mundo avanzando como en cámara lenta, muy lenta, pero el segundero de mi reloj en su marcha hacia el caos iba endemoniado y sin pausa alguna. Entonces eché lo que pude a la mochila: una playera, mis libros, mi libreta de viaje y una pluma Parker que nunca se me despega. Olvidé la cámara; para bien llevaba celular. Olvidé la hora, pero traía el tiempo encima. Olvidé la paz de la montaña; para bien el rigor del sol deshacía mi sombrero. Un último café antes del viaje en un termo: iba corriendo calle arriba para buscar un taxi y los rostros en las puertas y ventanas arracimados de las personas viéndome pasar en medio de la lumbrera del día y mi café en la mano, hirviendo. –Pobre señor, ha de estar enfermito–, dijo una tía. Una señora pues. –¿Café, con este calorón?–, inquirió otro por ahí. Cuando pude abordar un t